viernes, 7 de enero de 2011

Best Western Hotel. Sábado. Doce y Media.


Epilogo I:

Doce y media de la tarde. Sábado. Joanie, Bob y Héctor se encuentran en la habitación 807 del Best Western Hotel. Héctor está contra la puerta, acaba de entrar. Joanie se ve acorralada frente a la ventana. Bob está sentado pacientemente sobre la cama. Se miran. Entre los tres forman un triángulo. Joanie pasa su pulgar izquierdo por sobre su plancha de ropa preferida; siente el calor subir por el dedo hasta la punta de sus orejas. Bob cierra los dedos alrededor de un aparato similar a un control remoto de televisión. Héctor cubre una tela semi-liquida con el puño. Joanie mira a Bob. Héctor mira a Joanie. Bob no hace nada. Ni Joanie ni Héctor se atreven a respirar. Miradas pasajeras delatan su desconfianza. Bob no hace nada. Héctor alza el puño y lanza la tela al rostro de Joanie. Joanie se agacha, lanza la plancha al aire y el cordel se amarra alrededor de la tela. Bob, sin pararse, aplasta un botón. Todo se vuelve blanco.

JOANIE – HABITACIÓN 807, BEST WESTERN. 12:29 PM. SÁBADO.

Debí haber comido algo antes de venir.

HÉCTOR – PASILLO, OCTAVO PISO, BEST WESTERN. 12:27 PM. SÁBADO.

Por fin, la gloria.

BOB – HABITACIÓN 807, BEST WESTERN. 12:10 PM. SÁBADO.

Un día de paz, sólo pido un día de paz.

HÉCTOR – AVD. GNRL. SON-DEE 565 APT. 45. 01:01 AM. LUNES.

Leo un diario y encuentro en él lo que he estado buscando por varios meses. En cinco días más se dará una convención de talentos particulares en el Best Western Hotel de Nueva Oblea, ciudad lo suficientemente cercana como para visitar en auto. Un par de llamadas al organizador del evento confirma mi sospecha inicial – ella atenderá en calidad de participante en el evento principal. La tengo.

HÉCTOR – PARQUE DE LA VICTORIA. VARIOS MESES ATRÁS.

Carlos Buendía me cuenta con emoción sobre una volada especial que tuvo hace unos días. Estaba con varios amigos sobre un techo fumando cuando de repente vieron unas luces extrañas aparecer a su alrededor. Carlos, imbécil como es, pensó que todo fue parte del “cigarrillo especial” que estaba fumando con sus amigos. De hecho, no tarda en quejarse sobre como, para variar, la volada de sus amigos fue mejor que la suya. Yo sé que no ha sido solo una volada. Han llegado. Me debo preparar.

HÉCTOR – EDIFICIO ANTONIO ALVARES 56. AVD. GNRL. SON-DEE 565 APT. 45. 01:30 AM. LUNES.

Me miro en un espejo de cuerpo completo que cuelga detrás de la puerta de mi habitación. Estoy desnudo. Me toco los bíceps, los fórceps, hago fuerza. En mis ojos soy un tipo musculoso, me siento preparado. Por fuera ella puede parecer solo una niña, pero yo sé que por dentro ella es mucho más. Ella es parte de ellos. Mi diploma de colegio cuelga como una lápida sobre mi cama. Mis padres nunca me perdonaran no haber entrada en la Universidad. Ahora creen que estoy trabajando en una heladería, no están equivocados. Pero eso no es todo lo que hago. Ellos piensan que he dejado mi obsesión, en eso sí están equivocados. A los diecinueve años piensan que ya he malgastado mi vida. Allá ellos, no entienden nada. Me he estado preparando y ahora estoy listo. Saco mi tela negra de debajo de la cama. Han pasado más de diez años desde que la encontré en el parque de la Victoria y ya a esa edad yo sabía que era especial. Que no era de este mundo. Ahora tengo la oportunidad de usarlo, por primera vez, contra uno de ellos. Cinco días más. Cinco. Ahora verán.

JOANIE – CASA 2223. CALLE 12 DE ENERO. 02:34 PM. MIÉRCOLES.

Estoy tan emocionada. Desde aquel día en la oficina del Rector que no siento algo distinto a la angustia. He sido seleccionada para representar al Condado de Eternity en la competencia estatal de talentos particulares. El Domingo pasado recibí la noticia, pero recién ahora estoy terminando de convencerme que no es una mentira o una mala broma. Mi mamá acaba de conversar con los abuelos en Managua, están tan orgullosos, aunque algo confundidos. Habilidad con una plancha de ropa no es algo que sea muy conocido en Nicaragua – en realidad en todo el mundo. Da igual, no importa, es real y está sucediendo. Seguro que los talentos de los demás participantes serán igual de...originales. No me queda otra que practicar y practicar, no puedo dejarme vencer. Ahora mi mamá está hablando con mi tío Hernando, le escucho perfectamente decir que soy la participante más joven de todo el torneo. Seré también la más joven en jamás ganar el torneo. Solo me tengo que preparar. Pero primero, un sandúche.

BOB – HABITACIÓN 807, BEST WESTERN. 04:34 AM. SÁBADO.

Es un cría. Odio cuando me asignan deshacerme de crías. Claro, si le preguntaras a mi superior él te diría que odio cuando me asignan cualquier cosa últimamente. No puedo dormir. ¡Maldita sea, es sólo una cría! ¿Cómo mierda pueden estar tan seguros que ella va a ser un peligro a futuro? La imagen de las últimas dos crías que asesiné me atormentan. Corrían por sus vidas junto a su madre, les disparé por la espalda. Es fácil pensar, bueno, solo eran criaturas de piedra. Que se jodan. Eran otra especie, vivían en un asteroide, solo eran semi-conscientes. Algo de salvar trabajos de alguien me pasa furtivamente por la mente pero a pesar de que intento, no puedo enfocarme en esa idea. Además sé que mis excusas son una mierda. No eran criaturas semi-conscientes, eran 100% conscientes. Ah, es que estaban sub-desarrollados, entonces todo bien. Siento un sabor asqueroso en la boca. ¿Será el sabor de mis propias mentiras? Es vómito. Han pasado varios meses y aún no me acostumbro a este cuerpo humano. Es como un set de química vivo. Nunca había ocupado un cuerpo tan lleno de emociones - ¡y tan contradictorias! Después del incidente del año pasado le rogué a mi superior: no me vuelvas a asignar a la Tierra. “Eres el mejor Bob, sólo podemos enviar al mejor”. Qué estupidez. Es solo una niña. Según la cuenta de estos humanos tiene 13 años, el equivalente a nuestra primera adolescencia. No vive sola. No se mantiene. ¡Ni siquiera tiene pareja! Según mis informes, ni siquiera a comenzado los procesos químicos que eventualmente la llevaran a ser una mujer. ¿Y requieren al mejor para eliminarla? Ignorantes de mierda, no trabajan ni dejan trabajar. Pero claro, como este es un trabajo especial se quieren lucir – a la mierda mis sentimientos. ¿Sentimientos? ¿No es eso una cosa humana? Maldita sea, le dije a ese imbécil que no me vuelva a asignar a la tierra.

JOANIE – CALLE 12 DE ENERO ENTRE 1876 y 1921. 03:46 PM. JUEVES.

Camino a casa del colegio, el Rector camina a mi lado. Tiene una noticia. Me dice que si mis padres me acompañan al torneo sus vidas correrán peligro. Le pregunto si yo puedo dejar de ir y me dice que no. Todo por lo que he estado trabajando parece desvanecerse frente a mis ojos. La mirada impasible del Rector no vacila. Por un momento me doy cuenta que nunca lo he visto pestañear. En este momento no importa. El Rector saca un cigarrillo de su bolsillo pero no encuentra su encendedor. Bota el cigarrillo. Sí, aparentemente mi vida corre un grave peligro. Ellos están enterados de mi talento, que yo aún no entiendo qué rayos tiene que ver con ellos, y han enviado a alguien para que me despache. Le digo al Rector que jamás mis padres permitirán que yo vaya sola y le pregunto por qué es tan importante que participe. Él, para variar, me dice que hago demasiadas preguntas. Cuando llegamos a la puerta de mi casa el Rector ya se ha resignado a que vayan mis padres al torneo. Él intentará llevar seguridad extra. Él me cuidará.

BOB – HABITACIÓN 807, BEST WESTERN. 11:07 AM. SÁBADO.

Cierro el clóset de la habitación. A pesar de buscar un clóset amplio, en este parece a penas caber los tres cuerpos que dentro de él residen. Dos humanos, la hembra de tez morena y el macho de tez muy blanca con pelo rojo. Noto el color de pelo porque es igual al de su hija, ¿se lo habrá pintado? Ella tiene tez morena, como su madre. La genética dicta que la niña debería de tener pelo café o negro. ¿Accidente de la naturaleza o búsqueda de la niña de ser más como su padre? Tomo un paso atrás, un poco anonadado por las cosas que este cuerpo me lleva a pensar. Es una maravilla que estas criaturas hayan logrado construir tanto con un déficit de atención tan alto. Las amo. Ese sentimiento sí me toma por sorpresa y trato de aparentar como si no me hubiera afectado. ¿Aparentar para quién? Los sujetos están inconscientes. Me compongo. Trato de pensar en algo práctico, enfocarme en el trabajo. Ah, sí. Tercer sujeto un sucio desertor en traje humano. Traje de sexo masculino, software interno de por lo menos dos generaciones atrás. Estos desertores de mierda siempre se quedan atrás en todo. Vivir con los nativos. ¡Qué asco! Me das asco. Sucio. Escupo sobre el traje del desertor. Qué cosa tan humana de mi parte.

HÉCTOR – LOBBY, BEST WESTERN. 10:01 AM. VIERNES.

Estoy haciendo el chequeo a mi habitación. Este hotel es muy caro, y aún más ahora que auspician el gran evento. Gasto más de la mitad de mis ahorros. No importa, vale la pena. Por suerte hice reservaciones, el hotel está completamente lleno. La habitación 905 es mía, a dos puertas de la habitación de ella. Joanie. Por fuera parecerá una chica normal, lo sé, pero en realidad solo usa ese cuerpo como un vestido. Tomo la llave a mi habitación y me acerco al elevador. Pasa a mi lado un tipo con dos radios colgando de sus hombros, me imagino que será otro participante. Escucho un ruido y miro al techo. Un tipo con dos patas de palo cuelga cabeza abajo y hace trucos de magia con un mazo de cartas españolas. Hay cada cosa en este mundo. Subo al elevador y espero pacientemente que me lleve al noveno piso. Pasaré toda la mañana y tarde entrenando en mi habitación. Me siento preparado, me siento listo. No hay nada que mañana detenga mi captura.

JOANIE – LOBBY, BEST WESTERN. 07:04 AM. VIERNES.

Tengo sueño. No he desayunado. Me sacaron de la cama a las tres de mañana para hacer este estúpido viaje. ¿Acaso no saben que un deportista debe estar bien alimentado y bien descansado antes de una competencia? No les importa. El Rector está convencido que ésta es la mejor hora para despistar a mis “enemigos”. No sé que cuento raro les habrá metido a mis padres. Miro con sueño alrededor del lobby. Hay un chico guapo, aunque demasiado musculoso, mirándome. Trato de hacer memoria donde lo he visto antes. Es un poco mayor para mi gusto, pero no se ve mal. Le saludo con un pequeño gesto y él se hace el que está mirando a otro lado. Chicos. Creo que un par de veces lo he visto pasar por mi barrio cuando camino al colegio o a la casa. Haciendo un esfuerzo por recordar casi, casi, que estoy segura que lo ví hace unos días cuando conversaba con el Rector camino a la casa. Me pregunto cual será su habilidad.

BOB – HABITACIÓN 807, BEST WESTERN. 12:30 PM. SÁBADO.

¡Dos crías! ¡Dos! Claro, a ella me la esperaba. Buscando la pista de sus padres vino hacia mi. Nada mejor que cuando la presa viene a ti. ¿Pero él? ¿Quién demonios es él? No importa, parece que la estaba siguiendo cuando ella entró. ¿Un guardaespaldas? ¿Un amigo? Parece el tipo de humano que se apoya en sus músculos durante una confrontación. En pocas palabras, parece un imbécil. Diviso en sus manos una tela de ambrosía. ¿Qué hace un pendejo humano con una tela de ambrosía? Seguramente se lo dió el asqueroso del traidor. Dos crías, por la mierda. No quiero seguir, un vacío me llena. Estos traidores de mierda saben bien como manipular mis sentimientos. ¿Cómo se habrán enterado que yo sería el enviado? Deben tener espías o algo. La cría macho se abalanza sobre la hembra. ¿La quiere proteger? Ella parece defenderse de él. No entiendo nada. La primera adolescencia dura muy poco en estas criaturas, llegan a la segunda tan impulsivos. Suspiro, pero nadie se da cuenta. Ya no puedo seguir posponiéndolo. Aplasto el botón.

Epilogo II:

Doce treinta y cinco de la tarde. Bob se prepara a despachar a dos crías humanas. Sus sueños de gloria, sus anhelos, su deseo, todo desaparecerá en unos instantes. Se quedarán entonces con ese vacío por llenar de una vida que no tendrán. Joanie, en particular, con el estomago vacío de un desayuno que no debió de haber olvidado.

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