miércoles, 19 de enero de 2011

La Herencia


Todo comenzó con un baile en el baño. Isadora estaba cantando y bailando con su marido, habían logrado su objetivo. Hasta hace poco habían pensado que el suyo sería un amor imposible, que nunca podrían estar juntos. Ramón, el padre de Isadora, siempre había visto a Julian como un entrometido, un muerto de hambre que quería unirse a la familia solo para robarles todo lo que su privilegiada clase social les había otorgado. Ahora, camino de la ducha a la cama, todo eso parecía locuras de otra vida. Papá había aceptado a Julian, e incluso le había dado un espacio en la compañia.

Julian dormía e Isadora lo miraba tiernamente cuando escucharon los disparos. Alguien había destruido la puerta de entrada. Ambos se pararon e intentaron vestirse. En el umbral de la puerta del cuarto vieron a Ramón con una escopeta en ambas manos. Extrañamente nadie gritó. Este momento se lo venían esperando desde hace mucho tiempo. Isadora se reprochó a si misma por pensar que su padre podría perdonarle haberse enamorado de un peón.

Julian se paró sobre la cama desnudo y sacó una larga espada detrás de un cuadro que colgaba en la pared. Ramón disparó su escopeta. Isadora se escondió a tientas bajo la cama. Llorando le preguntó a su padre si quería matar tambien a su hija. Ramón, en su furia, respondió que de alguna manera tendría que salvar el honor de la familia. Isadora, confundida, siguió llorando, pero no se pudo explicar nada. Julian corrió detrás de Ramón y le cortó la mano. Ramón, furioso, disparó. Esta vez la escopeta se trabó y explotó. Julian, desnudo, salió de la casa corriendo. Ramón, con las manos ensangrentadas, botó la escopeta al piso y entró al baño. Isadora salió de debajo de la cama temblando. Abrazando a su hija, rabia ahora disipandose, Ramón le explicó a Isadora que Julian había robado mucho dinero de la compañia. Isadora no entendió los terminos técnicos, pero aparentemente Julian había estafado varias cuentas bancarias de la compañia de su padre. El plan de Julian había sido que nadie se diera cuenta hasta que fuese demasiado tarde, y así fue. Solo un par de días después del matrimonio, y casi una semana después de la estafa, los bancos habían comenzado a llamar a Ramón. Lo que Ramón no se podía explicar era que Julian se haya quedado con su hija cuando ya tenía el dinero. Era obvio que Ramón se iba a enterar y les iba a venir a buscar. ¿Por qué no escapar antes?

Ramón e Isadora salieron del baño y vieron a Julian en el umbral de la puerta de la habitación. Julian, lentamente, se puso a cantar sobre su amor por Isadora. Explicó, en canción, que no la puede dejar porque la ama. Sí, todo había comenzado como una gran estafa, pero en el camino él se había enamorado. Ramón rápidamente toma la escopeta y toma a su hija de la cintura. Apunta la escopeta a Julian y le dice que si se vuelve acercar a su hija lo matará. Isadora cantá una canción triste mientras su padre la aleja de su amor.

Al día siguiente Julian devolvió todo el dinero a la cuenta de banco de la empresa de Ramón.



**15 AÑOS DESPUÉS**

Julian, luego de quince años de trabajo, ha conseguido hacer su propia fortuna. Vuelva al pequeño pueblo donde conoció y se enamoró de Isadora. Camina por un largo camino de tierra y ve el rancho de Isadora. Están de fiesta. Julian se mete con cuidado a un patio gigantesco.

Al llegar él ve a Isadora con un velo blanco y una argolla en el dedo. Julian ha llegado para el día de matrimonio de Isadora. Él la confronta y ella le canta una canción acerca de amor perdido y amor encontrado. Sus amigas bailan y cantan con ella. Cuando termina la canción, el nuevo marido de Isadora, Manuel, saca una pistola y le dispara a Julian. Él, con muy buenos reflejos, logra evadir la bala. Saca su larga espada y corre hacia Manuel para pelear con él. Isadora se para entre ambos y les ruega que no peleen. Le pide a Julian que se vaya, por favor. Julian no se resigna y se pone a gritar como loco. Muestra a todos su nuevo reloj y les dice que ahora tiene mucho dinero. El padre de Isadora, a lo lejos, le pregunta de quien se lo robó. Julian, indignado, maldice al viejo y le dice que él le devolvió cada centavo que había tomado. Salen los hermanos de Isadora y todos van a botar a Julian de la fiesta. Isadora grita desesperada que no le hagan daño. Mientras Julian pelea sólo contra todos los hombres de la fiesta, se pone a cantar una canción para Isadora sobre como ha cambiado y ahora es un gran hombre digno de confianza. Los hermanos, el marido, y el padre de Isadora cantan que él es un vago y que nunca será lo suficientemente bueno para Isadora. La pelea dura unos minutos. Alguien comienza a disparar e Isadora grita que por favor no se hagan daño. Julian se escapa y corre por todo el patio. De repente una bala le da en el vientre a Isadora.

Isadora cae muerta y todos gritan como si el disparo les hubiese llegado a ellos. Ramón se pone a gritar devastado. Isadora, con su último aliento, le dice a Julian que siempre lo amó. Manuel no entiende nada y se pone a llorar. Ramón entiende que su hija siempre amó a Julian y ella, mirando a su padre, le pide que le perdone. Entierran a Isadora en el mismo lugar donde recibió el fatal disparo. Todos lloran juntos sobre su cuerpo. Se ponen a beber y pronto olvidan que Julian no se ha ido. Todos juntos se emborrachan hasta más no poder. Uno por uno se van durmiendo sobre la tumba de la pobre Isadora, hasta que todos los hombres en el rancho se han dormido sobre o alrededor de donde fue enterrada la mujer.

Sale una mano de la tierra. Luego otro. Isadora es un zombie. Un zombie al que le gusta bailar. Todos se despiertan y ven a Isadora-Zombie y se ponen a bailar con ella. Todos cantan y se olvidan de sus problemas. Uno a uno disfrutan de la música tropicalida que la Isadora ha traído con si de ultra tumba. Cuando está a punto de terminar la canción, Isadora-Zombie toma a Julian y lo besa profundamente. Él hace una cara de asco, ya que ella es Zombie y está toda deteriorada, pero la historia se termina antes de que él pueda decir nada. Fin.

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